#2: METERSE EN UN JARDÍN
Tranquila=Mente: el Substack semanal sobre salud mental para conocerte, entretenerte y convencerte.
¡Hola!
Bienvenid@ a Tranquila=Mente, el boletín de Substack semanal sobre salud mental.
Soy Marc Planella, médico especialista en psiquiatría y a ratos “escritor divulgador”.
Antes de empezar, adoptemos buenas costumbres.
Por si te perdiste la edición anterior, aquí viene el mini repaso semanal:
En el número 1 de Tranquila=Mente empezamos secciones: en “Descifras y Letras” hablamos de anhedonia y apatía.
El “Tema del Sábado” trató de la importancia de dormir bien y vimos algunos trucos para mejorar el sueño.
Finalmente en “Cultural=mente” te hablé de “Los chichos de Hidden Valley Road”, un interesante libro sobre la esquizofrenia que puedes ver aquí
Dicho esto, ¡empezamos!
EL TEMA DEL SÁBADO: ¿TRISTEZA O DEPRESIÓN?
Hoy, en “El Tema Del Sábado”, te responderé a una de las preguntas fundamentales para entender qué hacer cuando tus emociones hacen que te sientas con el ánimo abajo.
Hoy voy a hablarte sobre la depresión y la tristeza.
Y es que todos hemos pasado por un momento de tristeza que parece que no se va.
Pero una cosa es estar triste y otra tener una enfermedad.
Por que la depresión es una enfermedad.
Y la tristeza no.
La tristeza es una emoción normal que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas.
Es completamente normal sentirse triste después de una ruptura, de perder a alguien querido o después de algún suceso que te haya causado mucho estrés.
La tristeza es una respuesta normal a un evento difícil y suele ser temporal.
Por otro lado, la depresión es un enfermedad del estado de ánimo que se caracteriza por una tristeza persistente y una serie de síntomas que se la añaden.
Y es que la depresión es una enfermedad que puede afectar a cualquier persona en algún momento de su vida.
Puede ser causada por un evento específico o no tener una causa aparente.
La diferencia entre la tristeza y la depresión es que la tristeza es una respuesta normal y temporal a un evento difícil, mientras que la depresión es un trastorno del estado de ánimo que dura por un período prolongado de tiempo y se caracteriza por una serie de síntomas adicionales.
Estos síntomas adicionales de la depresión incluyen, entre otros:
Tristeza y sentimientos de vacío
Pérdida de interés o placer en actividades que solían ser disfrutadas
Cambios en el apetito o el peso
Problemas para dormir o exceso de sueño
Fatiga o pérdida de energía
Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
Sentimientos de inutilidad o culpa
Pensamientos recurrentes sobre la muerte o el suicidio.
Si te sientes triste por alguna cosa negativa que haya sucedido en tu vida y tus síntomas mejoran con el tiempo, entonces probablemente se trate de tristeza.
Probablemente se marchará sola y no hará falta que hagas nada en especial.
Sin embargo, si tus síntomas se mantienen durante un período prolongado de tiempo y te afectan en tus actividades diarias (no te deja hacer vida normal), es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental.
No te sientas mal por pedir ayuda, eso es ser fuerte.
SUMA Y SIGUE: EL MINDFULNESS
En “Suma y Sigue” veremos recursos que, más allá de las medicaciones o la psicoterapia, sean útiles para problemas de salud mental.
¿Empezamos?
¿Quieres saber una actividad que los estudios científicos han demostrado que ayuda a la hora de mejorar la ansiedad o la depresión?
¿Crees que voy a ser tan aburrido como para empezar por recomendarte ir al gimnasio?
¡No te preocupes, es el mindfulness el que es tu nuevo mejor amigo!
El mindfulness es una técnica de meditación fácil de aprender y practicar.
En pocas palabras, el mindfulness consiste en prestar atención a tu cuerpo y mente en el momento presente, sin juzgar ni evaluar nada más.
La idea es simplemente ser consciente de tus pensamientos y emociones en lugar de dejarte arrastrar por ellos.
Aún así, si nunca lo has hecho, probablemente la mejor idea sea que empieces por ir a algún lugar donde hagan clases y te enseñen a hacerlo bien.
Pero para que sepas un poco cómo funciona, te describo algunos pasos básicos para empezar a practicar mindfulness:
Encuentra un lugar tranquilo y cómodo para sentarte. Puedes sentarte en una silla o en el suelo, lo importante es que estés cómodo.
Cierra los ojos y comienza a prestar atención a tu respiración. No trates de controlar tu respiración, simplemente observa cómo entra y sale el aire.
Si te distraes con otros pensamientos o ruidos, simplemente regresa a prestar atención a tu respiración. No te culpes por distraerte, es normal.
Puedes practicar mindfulness durante unos minutos al día o durante unos minutos varias veces al día. Lo importante es ser consistente.
Una vez que hayas practicado mindfulness durante un tiempo, puedes comenzar a expandir tu atención a otras partes de tu cuerpo, como tus manos o tus pies, y prestar atención a las sensaciones que sientes.
Si tienes dificultad para concentrarte o te sientes ansioso durante la meditación, una alternativa es probar con meditaciones guiadas, las cuales están disponibles, por ejemplo, en distintas apps para tu teléfono móvil.
La práctica de mindfulness te ayudará a desarrollar una mejor conciencia de tus pensamientos negativos y a no reaccionar automáticamente ante ellos.
También te ayudará a manejar el estrés, lo cual es clave para combatir la depresión. ¡Imagina sentirte menos estresado y menos triste al mismo tiempo!
EL JARDÍN DE TRANQUILA=MENTE
A esta sección he decidido llamarle “El Jardín” porque “Voy a meterme en un follón” no me ha parecido un buen título.
Y es que para leer cosas sosas ya las lees en otros sitios.
Esta sección va de meterme en temas polémicos.
Que los hay.
Ya te aseguro yo que en salud mental los hay.
Y aunque no sea directamente sobre salud mental, algún jardín para meterme encontraré, no te preocupes.
Pues ala, al grano.
Vamos a ver:
¿Qué demonios le pasa a la gente con los medicamentos antidepresivos y la depresión?.
Mira, a ver qué te parecería esto:
“Pero bueno, déjate ya de insulinas, pon de tu parte, deja de comer porquerías y verás como se te pasa la tontería del azúcar”.
¿Lo has oído alguna vez en tu vida?
Ya te respondo yo: no.
Pero ya tu sabes, ahora es cuando vienen y te dicen: “hombre, ¡¡¡es que la depresión no es lo mismo!!!”
Pues porque usted lo diga, oiga.
Mira, la depresión es una enfermedad.
Una enfermedad que se genera en el cerebro (sorpresa).
Que puede empeorar según que cosas te pasen o hagas (igual que el diabético empeora si decide zamparse tres Donuts para desayunar o no hace ejercicio)
Y puede ser tan grave que puede provocar desde tener que pedir una invalidez a, en el peor de los casos, la muerte de la persona que la padece por suicidio.
A todo esto, montones de estudios científicos han demostrado repetidamente lo siguiente:
Si tienes una depresión leve, puede ser que mejores con psicoterapia sola o con medicación.
Pero muchas veces pasa que la depresión no es leve. La depresión es más fuerte y la llamamos moderada o grave.
Para decidir si una depresión es leve, moderada o grave no vale la opinión del vecino del quinto. Esta es una distinción que tiene que hacer un profesional (de la salud mental), como pasa con cualquier otra enfermedad en medicina.
En este caso, le guste o no a Pepit@, o se toma un medicamento antidepresivo o lo tenemos complicado.
Y si al medicamento le añades psicoterapia, mejor que mejor. He dicho “añades”, no “substituyes por”. No es obligatorio, pero sí recomendable.
Antidepresivo + psicoterapia= mejor tratamiento de la depresión según la evidencia científica actual.
Esta parte no me la he inventado yo, es evidencia científica repetida.
Yo sólo le he añadido al vecino y a la Pepit@.
Bien.
Seguramente, habrás oído aquello de “yo tenía una depresión fortísima, los medicamentos no me hacían nada más que engordarme y al final me la quité yo sol@ tomando infusiones de menta y poniendo mucha voluntad”.
Pues mire, a esto tengo que decir que:
Evidentemente nadie va a negar que usted ha pasado una muy mala época y ha sufrido mucho, pero….
Habría que ver qué pasó en realidad:
O no era depresión mayor grave lo que tenía (tenía una serie de problemas que le causaron el malestar, había algún tema relacionado con su personalidad por el medio, quizás el diagnóstico fue incorrecto y padecía otra enfermedad distinta…..)
O desafortunadamente los antidepresivos en su caso no fueron eficaces (porque no le hacían efecto en su caso, porque no se los tomó suficiente tiempo o en las dosis correctas…). Sí, pasa, no todos los medicamentos le funcionan a todo el mundo.
O la depresión ha remitido espontáneamente (sí, también eso a veces pasa, una depresión puede durar un tiempo determinado y “desaparecer sola”. El problema es que eso no lo podemos saber antes de que suceda.)
En todo caso, no se le habrá quitado por las infusiones. Ni por los imanes, las luces, las constelaciones, el aloe vera, la jalea real, las ampollas de vitaminas, las flores de Bach, por andar descalzo, por abrazar árboles...(no, no me he inventado ninguna).
Si quieres remontar una depresión y quieres usar alguna de las cosas del punto anterior, me parece bien…siempre y cuando además hagas un tratamiento que te pueda mejorar de verdad (antidepresivos y/o psicoterapia, según sea el caso).
Bien
Dicho esto, si eres “antimedicación” (cosa que es muy legítima a no ser que te empeñes en predicar tu ideología a personas con una enfermedad grave como la depresión), quizás esta no es tu newsletter (esta es de ciencia).
O sí, no pasa nada por cambiar de opinión.
Al contrario, aprender nos lleva a todos a cambiar de opinión en muchas cosas a lo largo de la vida.
En el peor de los casos, piensa que tienes una ventaja: ¡tú puedes darte de baja de la newsletter pero yo no!
Y hasta aquí por hoy.
La semana que viene más.
Y mejor.
O no…
Pero más, sí.
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